Conocido como Papá Roncón y el maestro de la marimba, oriundo de Esmeraldas, se convirtió en un ejemplo de la cultura afroamericana ecuatoriana y en un patrimonio cultural de la humanidad por su conocimiento.
A los ocho años se relacionó con la comunidad de los Chachis en la población Tigre, donde tuvo su primer acercamiento con la marimba y también aprendió la lengua cha’palaa. Los Cayapas o Chachis, son un grupo étnico indígena que habita en la zona selvática del noroeste de Esmeraldas.
Su seudónimo, “Papá Roncón”, es la fusión de dos momentos distintos que vivió. De muy niño, en las calles de su natal el Borbón, comercializaba los pescados capturados por su padre en el río. Junto con su canasta ofrecía a viva voz los aguacucos o roncadores y quien fuera su amigo Gilberto Martínez lo bautizó como Roncador y otros “Roncón”. El “Papá” también tiene su origen dice Don Guillermo. Los barcos comerciantes que venían de Guayaquil tenían un capataz llamado Luis Perlaza de 89 años al cual le conocían como Papá Lucho, y era el encargado de repartir los productos. Al morir el anciano, Papá Roncón heredó su puesto y su apodo.
Después de trabajar en las plantaciones bananeras y con tan solo cursar un año en la primaria, se casó a los 18 años con su amor, Grimalda. Tras sesenta años de casados, su familia ahora la componen diez hijos, dieciocho nietos y cinco bisnietos. Don Guillermo, o “Papá Roncón”, atribuye su fortaleza y su larga vida a la buena alimentación conseguida gracias a los productos de las talanqueras, parcelas de cultivo orgánico diverso, de su madre Manuela Erazo.
Durante uno de los festejos de parroquialización de su pueblo se acercó a Pancho Cuero, quién junto a su marimba, Bongó y Cunino encendían las fiestas. Tras demostrar sus habilidades se hizo cargo de los instrumentos. “Disfrutaba más de la guitarra e intenté por varias veces infructuosas afinar la tonalidad de la guitarra a la marimba. Todos los intentos se echaron a perder. Después descubrí sus secretos y ahora soy un maestro para tocarlas y construirlas”, dice Papá Roncón, mientras lanza una carcajada, como recordando aquellas tertulias de alegría. Además señala que solo los chachis construían estos instrumentos.
Haciendo historia, el anciano músico, asegura que la marimba, al igual que sus raíces, son originarios del continente africano y vinieron con los primeros afros traídos por los españoles. En un inicio, el instrumento se conservó con la nacionalidad chachi y entró en contacto con el grupo de Alonso de Illescas cuyas embarcaciones vararon en las playas de Mompiche. “El piano de la selva o piano de mar estuvo en esta zona y se expandió”, añade Roncón.
La actual marimba se elabora de modo artesanal, con 23 láminas de madera de chonta, de longitudes diferentes, y 23 secciones de tubo de bambú (guadúa), de diversos tamaños, que cumplen la función de resonadores. Las láminas se ensamblan sobre un armazón de madera previamente forrado con fibra vegetal. Por medio de un par baquetas, cuyas puntas están recubiertas de cuero o caucho, se tocan las láminas.
La primera semana de diciembre de 2015, la “Música de Marimba, Cantos y Danzas Tradicionales de la provincia de Esmeraldas de Ecuador” fue declarada como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, por el Comité intergubernamental para la salvaguardia del Patrimonio Cultural inmaterial, reunido en Namibia (África). Un esfuerzo binacional logrado entre el Ministerio de Cultura y Patrimonio del Ecuador, por medio del Instituto Nacional de Patrimonio Cultural, en coordinación con el Ministerio de Cultura de Colombia, que cuenta además con el consentimiento previo de todas las comunidades involucradas con la marimba y todo lo que en el eco de su sonido alcanza, en cantos, danzas, poesía, artesanía, cuentos y leyendas.
“La marimba la llevamos en la sangre y es lo que nos liberó de las cadenas del blanco. Con la declaratoria de esta música va a tener más valor y será protegida y considerada”, señaló don Guillermo mientras, por la emoción de la noticia, acomoda la gorra blanca que cubre su ya escasa cabellera. Cabe mencionar que en 2011 el Gobierno Nacional lo distinguió con el Premio Eugenio Espejo por su trayectoria como difusor y embajador musical en países como Francia, Japón, Alemania, Colombia, Corea y Estados Unidos.
Papá Roncón contaba que estaba contento con todo el legado que ha construido y le ha dejado al país. Gracias a su Fundación Catanga, que funciona en el primer piso de su modesta casa, han nacido tres grupos que continuarán con su legado cultural.
La UNESCO, en su publicación oficial, recalcaba el arraigo a la familia y a la cotidianeidad de los practicantes de la marimba, sin distinción de edad o sexo, el papel de las personas de mayor edad en la transmisión de los conocimientos musicales y el papel que representan al propiciar los intercambios simbólicos. Todos ellos fortalecen el sentimiento de pertenencia a un grupo humano específico vinculado a un territorio y un pasado histórico comunes.
“Mi último deseo es conocer África, el lugar de dónde venimos” con esta frase se despide Papá Roncón, pues él mismo constituye el patrimonio humano que ha inmortalizado la marimba.
Paz en la Tumba de Un Padre y Artista Ecuatoriano.
Fuente: Ministerio de Cultura Ecuatoriana, Foto Portada: El Comercio Ecuador