Es muy cierto que uno mismo no puede cambiar su estado anímico simplemente deseándolo o dedicándose a la introspección, pero si empezamos a modificar del modo adecuado nuestra manera de comportarnos, nuestra faceta psicológica evolucionará.
Así pues… ¿cómo subir el ánimo y sentirse mejor? Veámoslo.
A la hora de influir sobre nuestras emociones y sentimientos, hay que tener claro que estas solo pueden ser afectadas por nosotros de manera indirecta, y que tenemos un poder limitado en la tarea de hacerlas virar en un sentido o en otro.
Esto es importante, porque creer que tener el ánimo bajo es consecuencia de la no aplicación de la racionalidad o la lógica puede llevar a sentirnos peor, al sentirnos culpables por ello, especialmente si percibimos que no hay motivos objetivos para mantener ese estado de ánimo negativo.
La faceta emocional del ser humano se rige por sus propias normas, y es por ello que no deberíamos abrazar unas expectativas poco razonables acerca del grado en el que podemos controlarlas. A pesar de ello, es evidente que sí que podemos hacer cosas para, en la medida de lo posible, incrementar las posibilidades de subir el estado de ánimo. Aplicarlas al día a día es el primer paso para empezar a recuperarse y a vivir con renovadas energías.
Sigue estas pautas e ideas básicas acerca de cómo subir el estado de ánimo y aplícalas a tu día a día para notar los cambios en los momentos en los que te sientas decaídos.
- Evita el aislamiento
Cuando nos sentimos con el ánimo bajo, tendemos a adoptar una actitud muy pasiva, de modo que muy fácilmente nos quedamos en casa. Esto, que tiene sentido si solo tenemos en cuenta lo que “nos pide el cuerpo” en esas situaciones, en realidad hace que perpetuemos las dinámicas de comportamiento que alimentan el estado emocional que nos domina.
Así pues, un cierto grado de obligarse a uno mismo a socializar es sano y nos lleva a aumentar nuestras posibilidades involucrarnos en situaciones estimulantes que nos activen mentalmente.
- Duerme bien y come bien
Mantenernos en buen estado atendiendo a nuestras necesidades biológicas básicas puede generar grandes cambios en nuestra faceta emocional. Así pues, algo tan simple como dormir las horas adecuadas y llevar una dieta sana y equilibrada ayuda a que no entremos en un estado de decaimiento que en realidad puede ser la consecuencia de la falta de energía.
- Haz ejercicio
Siguiendo la misma lógica del consejo anterior, para subir el ánimo es bueno activar el propio organismo a través de acciones que nos predispongan a ello. Y hacer ejercicio o jugar a algún deporte es una buena manera de conseguirlo.
Para ello, es preferible empezar por algo en lo que ya tengamos algo de experiencia, ya que aprender desde cero puede ser un problema teniendo en cuenta nuestras resistencias iniciales a esforzarnos para algo. Si además se trata de un deporte y no de una serie de movimientos para trabajar los músculos, es más fácil que nuestro foco de atención que de centrado en el objetivo inmediato al cual queremos llegar, de modo que la estimulación psicológica es mayor y con ello es más fácil que suba el estado de ánimo.
- Exponte a la risa
Reír es algo cuyos efectos no solo se hacen notar en el momento de la carcajada. Deja una huella anímica en nosotros que, si se va sumando a otras ayudas para subir el estado de ánimo, puede producir un cambio cualitativo en nuestro estado psicológico.
Acudir a monólogos o verlos en internet, leer género cómico, bromear con amigos… Hay muchas maneras de exponerse a los efectos beneficiosos de la risa.
- Cambia de hábitos
El simple hecho de cambiar puede producir cambios muy positivos en el estado de ánimo, siempre que estos nos orienten hacia metas que sean significativas para nosotros. Por ejemplo, empezar a aprender un idioma por el que siempre se había sentido debilidad, puede aportar un sentido de propósito que nos motive y, con ello, nos sintamos ilusionados al ver nuestros avances.
- Si crees que es grave, acude al psicólogo
Como en todo, el modo en el que nos sentimos desanimados puede ser tan intenso que es necesaria la intervención de profesionales de la psicología. En este caso, el trato personalizado en un contexto profesional ofrece opciones que simplemente no existen si uno decide enfrentarse solo al problema.
Por eso, es necesario valorar lo que ocurre y decidir si poniendo de parte de uno ya se puede salir de esa situación.
Fuente: Psicologia y Ambiente