También de las diferentes etapas de la Segunda Guerra Mundial y de cómo fue la derrota, también liberación. Lo más interesante es que no se trata del Enzensberger de El corto verano de la anarquía. Vida y muerte de Buenaventura Durruti, que tanto a mí tanto me gusta, sino de Hans Magnus, el niño que –increíblemente para los que conocemos su apabullante humanidad– no es capaz de sentir pena cuando ve por primera vez un campo de concentración.
Como tantos de su edad, estuvo en las Juventudes Hitlerianas, con tanto entusiasmo que lo echaron por hacer novillos. En la guerra fue uno de los niños soldado movilizados a última hora, no pudo escapar de la instrucción pero desertó justo a tiempo.
Fue un joven que decidió aprender inglés para comunicarse con ellos (y de paso conseguir comida).
El libro, escrito en tercera persona, además de ser una delicia, es un documento interesantísimo con todo tipo de imágenes, fotos y curiosidades del autor,y cosas como ejercicios de caligrafía nazi, o del diccionario que robó, tras un segundo intento, para aprender inglés.
Fuente: Esquire