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Miguel Ríos, profesionalismo y espíritu inquebrantable a los 80 años en el WiZink Center

Una caída para el recuerdo.

El emblemático escenario del WiZink Center en Madrid vivió el pasado sábado una noche que quedará para el recuerdo, cuando el legendario rockero Miguel Ríos protagonizó un momento tan inesperado como inspirador durante el concierto del irreverente grupo Ojete Calor.

El evento, una celebración llena de humor y música, arrancó con un número especial: Miguel Ríos interpretando su icónica canción "Bienvenidos", un himno que desde hace décadas electriza a generaciones. Sin embargo, en medio de esta poderosa apertura, un incidente marcó la velada. Mientras entonaba las primeras notas, Ríos tropezó con una trampilla del escenario que descendía para dar paso a Carlos Areces y Aníbal Gómez, integrantes de Ojete Calor.

El artista cayó al suelo de manera aparatosa, haciendo que los miles de asistentes contuvieran la respiración. A pesar del impacto —su rostro incluso tocó el suelo—, Miguel Ríos se levantó con admirable rapidez y continuó su interpretación, con la misma entrega y energía que lo han consagrado como una leyenda del rock en español.

"Me he pegado una hostia increíble", comentó más tarde con su característica honestidad, según declaraciones recogidas por la revista Shangay. La ovación del público no se hizo esperar, reconociendo tanto su profesionalismo como su fortaleza ante el inesperado percance.

El espíritu del rock que no se apaga

El incidente, que rápidamente se viralizó en redes sociales gracias a vídeos grabados por los asistentes, no logró opacar el brillo de una actuación que resultó memorable. Ríos, quien celebró su 80 cumpleaños este verano con un apoteósico concierto en la Plaza de Toros de Granada, volvió a demostrar que su pasión por la música sigue tan viva como en sus inicios.

En una noche llena de sorpresas, también participaron reconocidos artistas como Fran Perea, David Bustamante y la inigualable Jeanette, quienes se unieron a Ojete Calor para regalar al público momentos inolvidables.

La caída de Miguel Ríos no solo reflejó la imprevisibilidad de los escenarios en vivo, sino también su capacidad para convertir un accidente en una lección de resiliencia y amor por su arte. “Cuando tienes la música en el alma, ni siquiera una caída te detiene”, comentó uno de los asistentes en redes sociales, un sentimiento compartido por miles de fans.

Un legado que sigue inspirando

Además de su actuación, Miguel Ríos continúa siendo una figura admirada no solo por su música, sino por su autenticidad. Recientemente, en el programa Viajando con Chester, confesó sin tapujos su experiencia con las drogas en el pasado: "No me arrepiento, nunca las he necesitado después", demostrando una vez más su honestidad y profundidad reflexiva.

El concierto de Ojete Calor y la participación estelar de Miguel Ríos reafirmaron que el rock, lejos de ser solo un género musical, es un estilo de vida que no conoce límites de edad ni obstáculos.

A sus 80 años, Miguel Ríos sigue recordándonos que los verdaderos íconos no solo se mantienen en pie tras una caída, sino que brillan aún más intensamente.

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